
Imagina la escena, Ana y Juan han discutido porque tienen problemas económicos y ambos poseen visiones diferentes acerca de cómo afrontar esta situación. De hecho, el cabreo es tal que, después de una fuerte disputa, se han ido a la cama sin solucionar el asunto. Y, mientras uno no puede dormir dándole vueltas a todo, el otro se siente cada vez más enfadado, triste y angustiado. A la mañana siguiente el ambiente entre ambos se puede cortar con unas tijeras y el escenario se vuelve muy desagradable. ¿A quién no le resulta “familiar” una situación así?
Un equipo de neurocientíficos del University College de Londres (Reino Unido) ha llevado a cabo una investigación y ha descubierto que, los recuerdos negativos son más difíciles de suprimir si nos vamos a la cama pensando en ellos o, si acabamos de mantener una discusión. Lo que el estudio pone de relieve es que los recuerdos negativos, durante el sueño, se consolidan en nuestra memoria.
Por este motivo, es un error pensar que, al irte a dormir, tu cerebro buscará posibles soluciones para resolver el conflicto y que los sentimientos de rabia, frustración, ira o tristeza desaparecerán sin más.
Si te vas a la cama sin haber resuelto el problema o sin haber llegado a un mínimo acuerdo con tu pareja, tu mente intentará encontrar una posible solución, pero como te acostarás enfadado y con rabia después de haber discutido, la intención de resolver el problema se distorsionará, y cualquier posibilidad de arreglar la situación habrá desaparecido, incluso, antes de quedarte dormido. Algo que afectará a tu relación de pareja de manera negativa.
El doctor Yunhze Liu, coautor del estudio, señala: “Los resultados del estudio sugieren que las personas deben resolver cualquier problema antes de irse a la cama”
Por este motivo, lo aconsejable es que, si has tendido una fuerte discusión con tu pareja, no dejes que el sueño lo complique. No te vayas a la cama sin haber solucionado el problema. Llega a un acuerdo, arregla las cosas antes, para que tu cerebro relacione esa solución como un mecanismo por donde se escapó el conflicto y llegó la reconciliación.
La convivencia no es fácil, hay que trabajar en ella. Las personas tenemos manías y somos complicadas a la hora de vivir bajo el mismo techo. Todos somos diferentes.
Si has tenido una discusión con tu pareja, habla con ella, bien sea para solucionar el problema o aclararlo. Si puedes hacerlo el mismo día, mejor ya que si no, se irá haciendo cada vez más grande. Además, si lo haces, evitarás el riesgo de sufrir pesadillas, un sueño que no sea reconfortante o incluso la imposibilidad para conciliar el sueño.
Si ves que, por el motivo que sea, es inviable solucionar la situación el mismo día, espera al siguiente día, y hazlo en cuanto despiertes.