
Como padres y madres siempre deseamos lo mejor para nuestros hijos, queremos verlos felices, que se sientan realizados. Nuestra labor es protegerlos, comprenderlos y velar por su seguridad tanto física como mental.
Si tu hijo menor de edad, adolescente tiene disforia de género, se ha auto diagnosticado como transgénero y quiere realizar la transición médica, cuando lo acompañes a las consultas de los especialistas (médicos, pediatras, psicólogos, endocrinos, enfermeras y demás profesiones) relacionados con la salud, debes solicitarles toda la información que existe, a día de hoy, sobre la seguridad de los fármacos que prescribirán a tu menor para realizar su transición de manera segura, siendo consciente de que, al tratarse de un proceso irreversible (una vez finalizado) debe realizarse con garantías absolutas sobre la salud del peque.
Un bloqueador de la pubertad, es un medicamento que se emplea para detener la producción de hormonas sexuales, si es un niño frenará su producción de testosterona y si es una niña de estrógenos. La producción de estas hormonas es necesaria para el buen desarrollo del sistema reproductivo así, como también, para el de los huesos, el cerebro y otras partes del cuerpo.
Pregúntales (a los profesionales de la salud) qué hay de cierto sobre los más de 300 estudios que afirman a día de hoy que, los bloqueadores de la pubertad que se están dando a niños y adolescentes NO son inocuos y que, en muchos casos, provocan graves efectos adversos irreversibles.
El consumo de estos “fármacos” afecta al sistema cardiovascular, tracto urinario, sistema reproductivo, el cerebro, los genitales, la tiroides, los huesos, ojos, músculos y hasta el sistema inmunitario. Siempre según estos cientos de estudios, los agonistas de la GnRH (gonadotropina) afectan de manera perjudicial a la salud mental e incluso, pueden aumentar el riesgo de suicidio.
Pregúntales por la Clínica Tavistock, (Reino Unido), durante años centro “puntero” de tratamiento de cambio de sexo para menores, a día de hoy clausurado por el propio gobierno y que ahora se enfrenta a una demanda colectiva de más de mil familias.
Pregúntales qué ha pasado en países europeos como Finlandia, que el año pasado cambió sus protocolos, dando prioridad a la terapia psicológica para tratar casos de disforia de género, al considerar que ésta, incluso en los casos más extremos, desaparece normalmente durante la pubertad. Evitando así, la hormonación de un menor hasta que, un profesional sanitario constata su madurez emocional, o Suiza, que se convirtió en 1972 en el primer país en legislar sobre la determinación de género y hoy, sin embargo, prohíbe los bloqueadores de la pubertad en menores y alerta sobre las terribles consecuencias del tratamiento hormonal, o Francia que, desde este verano 2022, también ha frenado el uso de bloqueadores de la pubertad por consejo de la Academia de Medicina. Ya que, en un informe publicado en febrero llama la atención sobre los graves riesgos para la salud en los niños sometidos a estos tratamientos. Observado que éstos presentan una fragilidad ósea similar a la de una persona de 70 años. La Academia advertía de que la administración de estos fármacos «debe considerarse cuidadosamente y en el marco de consultas multidisciplinarias», o en el Reino Unido, con el cierre de la clínica Tavistock o en otros países como Australia o Nueva Zelanda donde han modificado de manera muy significativa el uso de estas drogas en menores.
Transicionar sí, dentro de un sistema creado para proteger al menor, que garantice, con informes firmados y avalados por especialistas, que los tratamientos realizados son seguros y que éstos se realizan con la máxima protección hacia la persona. Si no es así, muchos irán directos al matadero.