
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la Obesidad como la “acumulación anormal y excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud y que se manifiesta por un exceso de peso y volumen corporal”.
El número de niños y adolescentes obesos en el mundo se ha multiplicado por diez en los últimos cuarenta años.
Un estudio realizado en base a datos de 130 millones de personas de todo el mundo, y en el que han participado más de mil especialistas coordinados por la Escuela Imperial de Salud Pública de Londres y la Organización Mundial de la Salud (OMS) revela que, si la tendencia no cambia, en cinco años habrá más jóvenes con sobrepeso que por debajo del peso adecuado.
Canarias sufre la mayor tasa de obesidad infantil de los últimos tiempos. Las estadísticas son devastadoras. Según un informe elaborado por The Economist junto a expertos españoles, un 44,2% de niños canarios padece sobrepeso, en comparación al 26% del resto de españoles y el 23% de media en la OCDE. Los datos de Canarias, son característicos de países en vías de desarrollo y no de países desarrollados al que pertenece España.
Niños con 12 años que padecen diabetes, hipertensión, colesterol y que, si no cambian su estilo de vida, se convertirán en adultos obesos con una alta tasa de mortalidad y todas las dolencias que vienen asociadas al sobrepeso.
Malos hábitos de vida como: una alimentación pobre en fruta y verdura y rica en grasas total y saturada, un excesivo consumo de carne, platos preparados, zumos y refrescos en su mayoría azucarados, hacen que, en Canarias, los porcentajes se disparen.
El sedentarismo es un factor también determinante, la OMS recomienda que entre los 5 y los 17 años se debería dedicar «como mínimo 60 minutos diarios en actividades físicas de intensidad moderada a vigorosa». Los niños finlandeses son conocidos por ser los que más en forma están de toda Europa, allí lo que se recomienda es que pasen 3 horas diarias realizando actividades físicas.
El sedentarismo infantil se ve acrecentado por el desmesurado uso de móviles, tabletas y videojuegos, se pasan horas sentados, absortos, frente a la pantalla. Además, pocos son los niños que, si les entra hambre, delante de la consola se comen una manzana o beben agua, ellos prefieren una bebida azucarada y un snack salado, bollería o dulces.
Sin embargo, está en nuestras manos cambiar este panorama desolador. Modificando hábitos, reduciremos, en gran medida el riesgo de que nuestros menores se conviertan en niños obesos. Lo primero que debemos hacer es dar ejemplo, empezar a comer sano, los niños aprenden por imitación, de nada sirve que les digamos cómete el potaje y tomate la fruta cuando ellos ven que nosotros no lo hacemos. Fomentar el ejercicio, cambiar el coche o el transporte público en distancias cortas por ir a pie y empezar a caminar. Modificar los hábitos alimenticios, eliminar las bebidas azucaradas, ingerir más fruta y verdura, menos fritos y comidas preparadas. Diferenciar entre porciones para niños y porciones para adultos y enseñar a los niños a comer despacio y a no “engullir” la comida. El sueño es muy importante, está demostrado que las personas que no duermen los suficiente, son más propensas a tener sobrepeso. Vigilar el tiempo que pasan frente a la consola, y a los dispositivos móviles es, desde luego, fundamental.
Las estadísticas hablan por sí solas, en Canarias, nos estamos jugando la salud de nuestros menores. Como adultos, somos los verdaderos responsables de su salud. Está en nuestras manos que disfruten de una vida plena, seamos conscientes de ello y empecemos a practicar hábitos de vida saludables ya. Seguro que, dentro de unos años, nos lo agradecerán.