Coaching

La glosofobia o el miedo a hablar en público

Por 28 septiembre, 2018 Empieza a comentar

La glosofobia o el miedo a hablar en público es un miedo muy común.

Es cierto que hay personas que poseen   una facilidad increíble para hablar en público, nos cautivan nada más empezar con su exposición, se encuentran a gusto  ante una audiencia y tienen el don de la oratoria.

Sin embargo, el 75% de la población padece algún tipo de miedo a hablar en público. Llegando, incluso, un 20% de estas personas, a centrarse sólo en los síntomas que padecen y evitando, en todo lo posible, este tipo de situaciones.

La buena noticia es que todos, en mayor o menor medida,  podemos mejorar nuestra capacidad para hablar en público, y conseguir sentirnos como pez en el agua en este ámbito.

El miedo que sentimos al hablar en público, es una reacción normal ante una situación desconocida, que nos produce incertidumbre y desasosiego. El miedo surge  como manera de  protegernos ante una situación que, creemos, escapa a nuestro control.

Es normal que, la primera vez, ante la duda de saber si seremos  capaces  de hacerlo bien o no, la ansiedad nos  supere. Pensamientos saboteadores como: ¿considerarán interesante mi exposición?, ¿y si se me olvida lo que voy a decir?, ¿y si  cometo un error en la dicción de una palabra?, ¿me prestarán atención?, ¿y si pasan de mi y se ponen a hablar?, ¿y si me quedo en blanco? ¿y si no sé qué contestar a alguna pregunta que me hagan?. ¡Qué va!, ¡Soy incapaz de hacerlo bien! ¡No puedo!, darán al traste con nuestro objetivo.

La sintomatología puede ser muy variada: ansiedad, nauseas, sensación de pánico, (el pánico escénico), aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración excesiva, temblor en la voz, pupilas dilatadas, estrés producido por trastornos del habla cuando estamos frente a una audiencia…

Nos sentimos expuestos y esto nos desagrada. Pero, como casi todo en la vida, es una actividad que requiere de práctica para conseguir un nivel adecuado.

Cierto grado de ansiedad es bueno si con ello el individuo, sabiendo a lo que se enfrenta, puede prepararse para encarar la situación. Sin embargo, esto se convierte en un problema cuando el individuo se bloquea quedándose sin capacidad de reacción. Llegando, incluso, a ser incapaz de aprender.  Recordando la angustia que sintió la primera vez que se expuso y experimentando los mismos síntomas sin que haya aprendizaje.

No obstante, el miedo a hablar en público se puede superar con práctica y con los conocimientos adecuados.

Algunos consejos que te pueden ser útiles son:

Prepárate bien la exposición que vayas a realizar. La puedes ensayar, por ejemplo, en casa frente a un espejo. Sé tú mismo, siéntete a gusto en tu piel. Practica, practica y practica. Puedes comenzar hablando para un grupo reducido de personas, quizás de tu entorno familiar o bien, a un grupo de amigos.

Si te equivocas rectifica, piensa que nadie es perfecto y que, ni siquiera, el trabajo perfecto existe. No te obsesiones con esta idea porque sólo te creará ansiedad y frustración.

Hazlo lo mejor que sepas  cada vez y verás que, poco a poco, acabarás fluyendo contigo mismo.

Bebe agua, mantente hidratado.

No tengas miedo a las críticas. Piensa que,  aquel que te critica no sabe hacerlo la mitad de bien que lo haces tú. Critican los mediocres. El que realmente sabe a lo que te enfrentas, apreciará tu esfuerzo porque alguna vez se sintió como tú y lo superó.

Respira pausadamente, no dejes que tu cerebro te traicione pensando que te ahogas. Controla tu mente y tu respiración.

Habla despacio, alto y claro, sin atropellarte.

Utiliza tu lenguaje corporal, apóyate en él, en tus gestos, en las posturas con las que te sientas más cómodo.

Si esto no es suficiente, pide ayuda. Un proceso de coaching puede ser muy beneficioso.

Un proceso de acompañamiento personalizado.  Que te permita explorar y sacar a la luz, qué hay debajo de ese miedo y definir tus propias estrategias  para enfrentarte a él.

A medida que vayas adquiriendo seguridad, experimentarás emociones diversas, no sólo miedo o ansiedad.  Te volverás más espontáneo en tus exposiciones, improvisarás sobre la marcha,  empezarás  a mirar a tu audiencia de otro modo, dándote cuenta de  si lo que estás  diciendo se entiende  o no y siendo capaz de modificar el discurso en el momento, si fuese necesario.

¡No lo dudes, tú puedes!

Responder