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El hombre y su «caja vacía»

Por 18 octubre, 2022 Empieza a comentar

El cerebro humano tiene dos hemisferios, el izquierdo y el derecho y cada hemisferio procesa la información de forma diferente. 

El hemisferio izquierdo es el responsable de la memoria, el pensamiento lógico, la capacidad de análisis, la resolución de problemas matemáticos, la memoria. Es analítico, metódico. Este hemisferio busca certezas y le cuesta mucho percibir los matices de grises que se encuentran entre el negro y el blanco. Sólo considera válida la información que puede demostrarse a través de hechos irrefutables y medibles.   

El hemisferio derecho está relacionado con la espiritualidad, con la emocionalidad, con lo que no podemos expresar con palabras. Es el responsable de la interpretación de las señales, las metáforas. Es artístico, le gusta salirse de la norma, carece del sentido del tiempo y vive en el presente. Es empático y el encargado de fomentar la relación con los que nos rodean. Es intuitivo, imaginativo y muy visual. Concibe la realidad como un espacio en el que todo está relacionado e interconectado.  

El cerebro del hombre y el de la mujer funcionan de manera diferente

La mujer tiene el hemisferio derecho muy desarrollado. En su cerebro todo está interrelacionado. Es como una maraña de cables entrelazados y conectados entre sí, trabajo, pareja, hijos, amigas. Las mujeres vamos por la calle, vemos unos pantalones en un escaparate y podemos comenzar una disertación tranquilamente, “mira que bonitos, pero son rojos, a mí el rojo no me sienta bien, a la que le sentarían bien es a Mary, por cierto, el otro día estaba insoportable, igual que su suegra, que mujer tan pesada, bla, bla, bla…”. Por eso decimos que la mujer siempre está conectada a algo, incluso en situaciones de estrés el cerebro de la mujer está diseñado para hablar, comunicar, explicar aquello que le sucede. Además, puede estar trabajando y a la vez pensando en si el niño se habrá tomado la medicina, si se la habrán dado en el cole, si el profe habrá visto la nota que le envió. 

La mujer tiene más conexiones entre ambos hemisferios mientras que el hombre tiene mejores conexiones dentro de cada hemisferio.  

En el caso del hombre, el hemisferio más desarrollado es el izquierdo. El hombre valora el objetivo y actúa.  Su cabeza está configurada de tal manera que separa temas por compartimentos estancos, tiene una caja concreta e independiente para cada asunto, una caja para el fútbol, otra para el trabajo, para los hijos, para la pareja, por eso le cuesta hacer dos tareas a la vez. El hombre se enfoca en una sola tarea y lo hace mejor, ya que la mujer, con toda esa conexión de cables en su cerebro, tiende a dispersarse. El padre escribe la nota en la agenda de su hijo para que le den la medicina en el cole, se va a trabajar y punto. Al tener los temas separados por departamentos, para cambiar de asunto tiene que salir de una caja y entrar en la otra, de ahí que interpretemos que no nos está escuchando, cuando sí lo está.  

Si un hombre está viendo un partido de tenis en la tele (hemisferio derecho) y le dices, “no te olvides, cuando vayas a la compra, de mirar el precio de los cereales que tanto le gustan a los niños (hemisferio izquierdo)”, será al cabo de un rato cuando te pregunte, ¿Qué me has dicho de cuando vaya a la compra?  

Pero de todas las cajas que tiene el hombre hay una que es la más importante para él, la “caja vacía”. Una caja en la que no hay nada, que le sirve de refugio y a la que recurre cuando quiere o necesita desconectar. Cuando le preguntas a un hombre, ¿en qué piensas? y te responde que en nada, es cierto, no está pensando en nada (aunque muchas veces las mujeres no lo comprendamos) La mayoría de los hombres tienen la inmensa suerte de poder contar con su “caja vacía”. Allí descansan, es su espacio, la necesitan y les encanta pasar tiempo en ella, sobre todo cuando les hace falta pensar, están tristes o deprimidos. Y esto debemos aprender a respetarlo, ellos funcionan así.

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