Coaching

El ego y su gran farsa

Cuando el ego muere, el alma despierta    -Gandhi- 

En latín, Ego significa ‘yo’. Se emplea para designar la conciencia del individuo, entendida ésta como su capacidad para percibir la realidad.  

¿Cuántas veces en la vida has hecho algo que en el fondo no querías, simplemente por el hecho de sentirte aceptado? ¿Recuerdas momentos en los que no has actuado como realmente deseabas? Situaciones o instantes en los que tu corazón te decía hazlo, pero tu mente te decía, si quieres sobrevivir, no lo hagas.  

El ego forma parte de nuestro ser, en realidad tiene la función de “protegernos”, a costa de mostrar lo peor de nosotros. Incapaz de comprender o asumir cualquier otra visión que no sea la suya, su existencia se nutre de nuestros miedos.  

La función del ego es garantizar que nos sintamos aceptados o perteneciente a un grupo, buscar la aprobación de los demás para sentirnos valorados, que demos una hermosa imagen, crear una buena opinión acerca de nosotros y para ello, para “protegernos”, nuestro ego nos dice, “no seas tú mismo, no escuches a tu interior, ni a tus deseos o anhelos, deja a un lado tu verdadera esencia y transfórmate en algo que no eres para así, ser aceptado y admirado por la comunidad”. 

Entonces, el ego crea un disfraz que nos aleja de lo que en esencia somos. Es como un personajillo que necesita el halago y la aprobación de los demás, precisa tener el control de la situación y de las personas y ansía tener el poder porque su origen radica en el miedo y el temor. Proyectando una falsa autoestima para que nadie vea la gran inseguridad que esconde en su interior. 

Lo que opinan los demás de mí, lo que yo poseo y lo que yo hago me define, genera en mi un status y la manera en la que los demás van a tratarme 

Pero definir mi esencia, quien soy realmente, basándome en algo material y externo a mi, sólo me traerá, a la larga, insatisfacción y miseria espiritual y personal.  

Si vives y despliegas tu genuina naturaleza, tu alma, tu auténtico ser, sin necesidad de medirte por lo que haces, lo que tienes o lo que los demás opinan sobre ti, ¿quién eres?, esa es la verdadera cuestión.  

Deja de compararte con los demás para sentirte mejor, eres único y tu fuerza y brillo radican ahí.  

Igual que el resto de los seres que habitan este planeta, estás dotado de inteligencia, de dones y talentos, eres excepcional, prodigioso y grande. Tienes derecho a existir y a ser como eres sin necesidad de medirte constantemente con los demás. 

Trabaja para eliminar de tu vida los sentimientos de culpa, la obligación de ser perfecto, la lucha por tener la razón, por ganar, deja de exigirte todo el tiempo…y disfruta de las pequeñas cosas, de la belleza de la vida, busca tu felicidad dentro de ti y no en el exterior, cuida tu autoestima, trátate con mimo y respeto, como si cuidases con cariño y ternura a ese niño que llevas dentro, deja que el amor fluya, acéptate como eres y reconócete.  

Llevas dentro un ser maravilloso y extraordinario, no permitas que el ego lo destruya y muestre a alguien que nada tiene que ver contigo, una versión tuya completamente alejada de la realidad.  

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