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Comunicación No Violenta (CNV) y ejemplo

Por 26 septiembre, 2019 Empieza a comentar

“Cuando algunas personas se sienten desgraciadas, se convierten en un peligro para los demás”, Elly Hillesum

Desde muy joven, Marshall Rosemberg, psicólogo estadounidense, mostró un gran interés por estudiar el impacto del lenguaje en el comportamiento del ser humano.

En 1943, siendo aún un niño, su familia, como muchas más, se traslada a Detroit en busca de una vida mejor. Ya que, debido al florecimiento industrial de la ciudad durante la segunda guerra mundial, las fábricas necesitaban abundante mano de obra. La población de Detroit se sextuplicó durante la primera mitad del siglo XX, alimentada por familias de blancos y negros y, en gran parte, por una afluencia de emigrantes provenientes de Europa Oriental y del Sur.

Mientras que en el sur blancos y negros vivían segregados, cuando llegan a Detroit, conviven en el mismo barrio. Esto origina la famosa Revuelta Racial de Detroit de 1943, que se salda con 34 muertos.  Incluso Rosemberg, por ser judío, recibió una paliza en el colegio por parte de sus compañeros.

A raíz de este suceso, el que luego se convertiría en el padre de la CNV (Comunicación No Violenta), se empezó a plantear dónde radicaba la diferencia que hacía que un ser humano perdiese su humanidad y tratase a los demás con total desprecio y que otro ser humano, ante la misma situación, tratase al prójimo con compasión y respeto.

Marshall Rosenberg trabajó para crear un mundo más humano. Su frase, «La violencia es una expresión trágica de necesidades no cubiertas», y su método, la Comunicación No Violenta, un camino para poder escuchar y reformular las expresiones hasta encontrar soluciones en las que todas las partes salgan ganando.

Rosemberg llegó a la conclusión de que un lenguaje violento alienta y desemboca en un comportamiento violento.

La comunicación violenta se caracteriza por la falta de escucha durante el proceso comunicativo, las personas que emplean este tipo de lenguaje no escuchan a sus interlocutores. Sueltan su mensaje, pero les importa nada la opinión de los demás. Este tipo de comunicación no pretende alcanzar acuerdos, el mensaje que transmite es unidireccional, contundente y fuerte, rechazando por completo los argumentos de los demás. El comunicador carece de empatía, lo que piense o sienta su interlocutor le da exactamente igual. Ejemplos podemos observar miles hoy en día, desde discursos políticos en los que el personaje en cuestión parece estar en posesión de la verdad y todos los demás equivocados, a debates televisivos en los que, a determinados participantes, sólo les falta saltar sobre su presa y devorarla.

Sin embargo, Rosemberg defendía que, si cuidamos nuestra manera de comunicarnos con los demás, modificaremos, automáticamente, nuestra relación con ellos. Las personas deben comunicarse con empatía y eficacia.

Caso práctico. Imagina que tu pareja llega tarde sistemáticamente, cosa que te molesta muchísimo. La última vez él/ella se retrasó y llegasteis tarde a un estreno. Sacas el tema y termináis discutiendo de nuevo. Ahora sigue los 4 pasos de la CNV.

1-OBSERVAR SIN EVALUAR, “cuando observo que”, sin emitir juicios ni evaluar, haz una descripción objetiva de lo que sucede, algo así como: “Cuando llegas tarde sin avisar…”

2-IDENTIFICAR EMOCIONES, “me siento, siento”, expresa cómo te sientes, sin responsabilizar a nadie. Truco, si al terminar la frase puedo decir “por ti” no vale, no es comunicación empática: “me siento impotente/siento frustración”

3-IDENTIFICAR NECESIDADES, “porque yo necesito”, observa qué necesidad tuya no está siendo satisfecha: “porque yo necesito estar tranquilo/a”

4-ESPECIFICAR UNA PETICIÓN, “por eso te pido”, pídele a la otra persona lo que necesitas para satisfacer esa necesidad: “por eso te pido que me avises con media hora de antelación si vas a llegar tarde y así me organizo”

Te animo a que la pongas en práctica, ¡te sorprenderán los resultados!

 

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