
El Coaching es una herramienta tremendamente poderosa, una disciplina muy valiosa en cualquier ámbito de la vida. Tuvo su origen en el pensamiento griego, Sócrates afirmaba, “no existe el enseñar sino sólo el aprender”.
Apuesta, firmemente, en las capacidades y habilidades del ser humano para aprender y cuando éste se enfoca en un grupo de trabajo, los beneficios se multiplican.
En una sesión de coaching grupal se crea un ambiente cálido y cercano de complicidad, en el que los participantes se sienten comprendidos y, a la vez, libres de prejuicios a la hora de expresar sus sentimientos, emociones y puntos de vista.
Un espacio de aprendizaje en el que descubrir que los retos o dificultades que surgen en la vida no son problemas individuales. Los participantes intercambian sus experiencias ante una misma situación, con el fin de ayudarse mutuamente y ampliar el campo de visión del grupo. Lo que es fundamental a la hora de tomar decisiones y reflexionar sobre los resultados.
Como en una sesión individual, se establece el objetivo, se analiza la realidad en la que se encuentra esa persona, cuál es su situación actual, se consideran las diferentes opciones, acciones y estrategias que existen y se diseñan acciones de acuerdo a un plan de acción.
El grupo suele estar formado por entre 5 y 12 personas. La duración de la sesión, varía en función del número de participantes, de una hora y media a tres horas aproximadamente. Todos tienen su momento para hablar y exponer su situación.
En una sesión de coaching grupal cada participante es libre para expresar todo aquello que necesite compartir. Después, los demás participantes le harán preguntas con el fin de ampliar su campo de visión, para que sea capaz de ver más allá y tomar acción. En el coaching grupal se comparten sugerencias, ideas, puntos de vista diferentes y se proponen diferentes objetivos para que el participante mejore su situación.
Descubrir que no estás solo, que las dificultades se pueden compartir para encontrar soluciones genera una experiencia de vida increíble, solidaria y empática que nos hace ser conscientes de la magia que supone formar parte de un grupo. Saber que no estamos solos.
La sensación después de una sesión grupal es de plenitud, de alegría, de saber que formas parte de una red, que estás acompañado, que siempre va a haber alguien que, te ayude a encontrar la solución a lo que te está sucediendo.