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Besos, besos y más besos.

Por 10 diciembre, 2020 Empieza a comentar

Un mundo nace cuando dos se besan” (Octavio Paz 1914-1998)

Para los antropólogos, el beso tiene su origen en nuestros ancestros más primitivos, esta costumbre viene de cuando las madres homínidas sentían la necesidad instintiva de masticar la comida hasta convertirla en papilla para alimentar a sus bebés. La idea de que este simple gesto se hiciera extensible también al macho dominante de la manada, para buscar su aprobación y protección, como señal de sometimiento, es una hipótesis a todas luces viable. Sólo los mamíferos han sido capaces de desarrollar este gesto de succión , ya que desde su nacimiento maman del pecho materno buscando alimento, protección y calor.

Según Darwin, el origen de los besos se remonta a la Edad de Piedra. El beso en la mejilla, era un reconocimiento “olfativo” para cerciorarse de que unos y otros eran integrantes de la misma familia, que pertenecían al mismo grupo, algo cuestión de vida o muerte en aquellos tiempos.

Freud consideraba el beso la “quintaesencia” del placer oral, además de ser un puente en el camino de la preservación de la raza humana y no sólo de esta. Ya que existen muchas especies animales en las que el beso es parte del cortejo.

En la Facultad de Medicina de Estocolmo, Suecia, un equipo de fisiólogos concluyó que un beso en la boca de unos 10 segundos, entre dos personas sanas, puede transferir unas 350 bacterias. Sin embargo, la cantidad de microorganismos que se pueden transmitir de una persona a otra se multiplica por 10, si alguno padece anginas, bronquitis, incluso caries. Con cada beso que damos quemamos unas 12 calorías, movemos hasta 36 músculos y los latidos cardíacos aumentan de 70 a 130 aproximadamente.

Besar tiene innumerables beneficios. Según Jesús de la Gándara, jefe de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos, “los besos van directamente al cerebro, buena parte de nuestra felicidad depende de la cantidad de besos que nos dan o damos» .

Cuando besamos apasionadamente se libera un gran número de hormonas, como las endorfinas, que generan una sensación de bienestar y tienen efecto analgésico. A ellas se les une la oxitocina, relacionada con la excitación sexual y la lactancia, además de la testosterona, vinculada a un gran número de procesos fisiológicos, incluido también el relacionado con el deseo sexual. Les siguen la adrenalina y la noradrenalina, que elevan la tensión arterial y los latidos del corazón.

En resumen, besar contribuye a la supervivencia de la especie, a sentirnos mejor, a estrechar lazos. Reduce la presión arterial, el dolor y el estrés, ayuda a afinar en la búsqueda de pareja, mejora las relaciones sexuales y el sistema inmune.

Un beso es una muestra de amor, de cariño, de protección, de afecto, de saludo. Ya lo decía Bernard Meltzer, » la felicidad es como un beso. Debes compartirla para disfrutarla».

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